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Los Desafíos Democráticos de la Sociedad de la Información en Chile

9/12/2005
©2000 asuntospublicos.org.

Política Nacional,
Informe N°492 , 05/09/2005


Arturo Durán y Otto Boye


En noviembre próximo, Chile participará en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información que se realizará en Túnez. Ese hecho, y su interés por incorporarse a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD), pionera en el fomento de la sociedad de la información, constituye un excelente motivo para reforzar el avance de la implementación de ésta a nivel nacional.

La comparación actual con los países más avanzados nos muestra nuestra principal debilidad: a diferencia de ellos, nuestra sociedad de la información aún no entrega, de forma generalizada, sus principales beneficios sociales y políticos a la ciudadanía. También aquí hay todavía desigualdades en espera de ser corregidas. La solución a esta deformación pasa por políticas que aceleren la generalización de sus beneficios y aplicaciones. Es el gran desafío de los próximos años.

Chile como Sociedad de la Información

Considerado internacionalmente como uno de los países latinoamericanos que ha logrado crear una economía competitiva, Chile es visto también como un país que ha logrado estabilizar su transición a la democracia, a pesar de las muchas carencias que todavía se puedan verificar. La reforma constitucional reciente constituye un indudable paso adelante al respecto. En este conjunto de procesos destacan, igualmente, aspectos propios de una emergente sociedad de la información, como vimos en el trabajo anterior (1), que han generado -y siguen generando-cambios sustantivos en el comportamiento de quienes participan de estos nuevos ámbitos interconectados en los que predomina un uso intensivo de las tecnologías de información y comunicación, las TICs.

Este nuevo fenómeno se caracteriza por la velocidad de sus procesos y por una asombrosa capacidad de trabajar en tiempo real. La noción tradicional acerca del tiempo "para hacer las cosas", enfrenta quizá su principal reto. Modifica también nuestra noción de las distancias, acortándolas. Permite, en un muy corto plazo, simplificar y modernizar procedimientos y servicios.

No Hay Excusas

Dado que las tecnologías ya existen y su adopción es deseada, no hay excusas para atrasos en su puesta en marcha. Esta afirmación es válida, porque surge la interrogante acerca de si hemos recientemente perdido el impulso original y si nuestra sociedad de la información se vuelve más lenta, acomodándose y, si se quiere, anidándose, en los sectores de mayores ingresos y en complejos programas estatales cuyos beneficios para la ciudadanía pueden aún tardar muchos años en madurar. De hecho, hoy se manifiesta con débil intensidad en el universo de la mayoría de los hogares.

Lo que sí es un potencial real, es su capacidad de foro, de debate, de aportes a nuestra cultura política, de convocatoria al mundo de los jóvenes y de los estudiantes a participar en la nueva cultura, permitiendo retomar un diálogo político e intergeneracional. Esta puede ser una veta enriquecedora para el desarrollo de la democracia. En efecto, la sociedad de la información es considerada internacionalmente como posibilitadora de una nueva fórmula de relación entre una mayor productividad y un mayor bienestar económico. Es considerada también, como una nueva fórmula para la creación de una versión moderna de los servicios sociales básicos, resultado del gobierno electrónico, así como de nuevas modalidades de la actividad política en democracia.(2)

Es, sin embargo, tarea de cada país crear sus propias modalidades para la implementación de la sociedad de la información, en concordancia con sus necesidades, sus problemas y sus tradiciones culturales. En nuestro caso, el principal desafío es cuidar que esta nueva posibilidad llegue a ser parte de la actividad cotidiana de la mayoría de la población y no un privilegio asociado al ingreso, nivel educacional, género o estatus social. Hay que evitar el surgimiento de una nueva marginalidad: la de aquellos que no tienen acceso a esta nueva sociedad. El perfeccionamiento de la democracia, como vimos en nuestro trabajo anterior, se juega ahora también en este ámbito.

Expansión No Igualitaria

La enorme expansión social de la telefonía celular contrasta con las distintas velocidades sociales de expansión de Internet banda ancha. Es la historia de la liebre y la tortuga. Y las altas tasas de expansión de Internet banda ancha en los hogares de mayores ingresos contrasta con una muy lenta adopción por la mayoría de los hogares. Una parte importante, mayoritaria, de la ciudadanía no cuenta aún con Internet en el hogar.

Existen diversas alternativas, sea en los establecimientos educacionales, en el trabajo y los cibercafés. Pero éstas se caracterizan por una capacidad de acceso limitado para los usuarios; no se puede aún, en sentido estricto, hablar de la existencia de una accesibilidad fácil a la sociedad de la información. Idealmente, un resultado exitoso de la implementación de esta nueva dimensión en la organización de la sociedad contribuiría a acortar el tiempo que nos puede tomar convertirnos en sociedad desarrollada, en la que toda la población encuentre mejores oportunidades.

Mejoramiento de la Relación del Estado con los Actores Sociales

Esta nueva forma de interactuar del sector privado y del Estado y, en forma algo más incipiente, de la ciudadanía, ha permitido hasta ahora un fortalecimiento funcional de las coordinaciones sociales e institucionales y una mayor efectividad de las iniciativas, programas y políticas públicas, como es el caso de la Agenda Digital. Lleva, en el mejor de los escenarios futuros, a una modernización democrática de los servicios básicos de la seguridad social, previsión y salud, entre otros, y a resolver muchas precariedades que persisten para una parte importante de la población y que están aún estrechamente asociadas a la sociedad tradicional y a la inercia de una concepción obsoleta acerca de la naturaleza de los servicios públicos.

Un ejemplo de la capacidad, velocidad y alcance de lo que hace posible una utilización funcional de las TICs lo ejemplifica el modelo informatizado utilizado por los programas Chile Solidario y Puente: la complejidad y efectividad de sus servicios en beneficio de más de 200 mil familias muy pobres muestra las potencialidades de la sociedad de la información y de las nuevas modalidades de la función pública que ésta nos trae. AUGE, el nuevo sistema de salud pública, trae consigo una modernización de la salud en red y será probablemente el generador de la modernización de nuestro histórico sistema de salud, hasta hoy anquilosado en una gestión anticuada y de defensas corporativistas.(3)

En suma, en el horizonte de la sociedad de la información se vislumbra un Estado moderno, profundamente reorganizado en el proceso de mejoramiento de la provisión de servicios públicos.

Otras Posibilidades

Pero no todo es funcionalidad. Este es, igualmente, un proceso que trae consigo la posibilidad de abrir nuevos espacios de intercambio de ideas, de debate y de formación de la opinión pública, abriendo con ello una nueva posibilidad de reforzar la participación democrática. Los nuevos medios de prensa en línea y de sistemas agregadores de noticias (RSS), la emergencia de nuevos sistemas de diálogos -como las bitácoras virtuales (blogs) y nuevos tipos de redes de opinión pública, permiten vislumbrar en el futuro una cultura política enriquecida por una nueva opinión pública.

Este nuevo escenario de discusión virtual es un aspecto novedoso de la transición, que puede dar paso a una generación que ha crecido en la era de la sociedad de la información. Ello podría abrir opciones interesantes de dialogo social allí donde hasta ahora aún prevalecen modalidades tradicionales de manifestación de intereses y de conflictos, como en el caso de los estudiantes y su modalidad efectista de dar cuenta de sus conflictos. La naturaleza inclusiva de la sociedad de la información encuentra uno de sus verdaderos retos en la incorporación ciudadana de los jóvenes.

Los Desafíos

El desafío constante de toda sociedad de la información consiste en garantizar de verdad una sociedad mejor para todos los ciudadanos. Para ello, y en vista de las limitaciones que la sola expansión espontánea de este mercado trae consigo, el país debiera dotarse de una extensa red de puntos de acceso, de posibilidades para que quien necesite o desee hacer uso de los servicios en-línea pueda hacerlo. Así, también, su desarrollo requiere de la producción de servicios y contenidos diseñados especialmente para dar cuenta de requerimientos y problemas precisos de la población. Un acceso generalizado aseguraría también una vía de comunicación y de interacción entre la administración pública, la ciudadanía y los hogares.

Este es, como veremos, un desafío no sólo económico, social o político, sino también cultural. Por eso, es necesario modificar, enriqueciéndola, nuestra tradicional forma de pensar. Es fácil imaginar el uso que puede dar a Internet una empresa o una institución, o los estudiantes y quienes en el mundo laboral requieren de las TICs, pero no siempre se resuelve bien la pregunta acerca de la utilidad que trae la sociedad de la información para quienes viven modestamente.

Es una realidad desafiante. Por un lado, vemos la rápida adopción de la telefonía celular, sin distinción social; por otro lado, una regresión de la red de infocentros que no logra ser compensada por los cibercafés por tratarse de funciones distintas. Pues la función social asociada a los infocentros viene de la tradición del fomento del espíritu comunitario, de la conectividad social local como centro organizador de la vida comunitaria solidaria imprescindible, en ausencia de la cual nuestra sociedad vendría a sufrir efectos sociales perversos. El debilitamiento de la red de infocentros plantea una situación inquietante y merece un análisis para sacar las lecciones e intentar un nuevo impulso programático.

Breve Perfil de la Sociedad de la Información en Chile

En Chile, el avance de la sociedad de la información está representado en la actualidad, principalmente, por la expansión de la telefonía celular, de la tecnología DVD y de Internet banda ancha, entre otras tecnologías. Estas tecnologías han revitalizado no sólo la actividad económica, sino también la vida social del país. El producto más ilustrativo ha sido el teléfono celular. Actualmente existen en el país más de 9 millones de celulares en funciones, de los cuales un millón y medio lo hace suscritos a plan de pago, el resto bajo modalidades de prepago.

La sociedad de la información se ha afianzado, en segundo lugar, con la difusión de Internet, especialmente en su versión de banda ancha. Dicha expansión se ha producido en el sector privado y en el Estado, en el sistema educacional y en hogares de ingresos altos y medianamente altos. Existen actualmente algo más de 900 mil conexiones Internet en el país, de las cuales unas 600 mil son conexiones de Internet banda ancha. De esta última cifra, más de dos tercera partes corresponden a hogares con conexión banda ancha.

Este dato, en sí importante, deja en evidencia también una clara "brecha digital" que todavía excluye a vastos sectores. Un incremento de las conexiones de banda ancha, que por fortuna se está produciendo, es fundamental para la realización de la sociedad de la información, lo que permitiría poner a disposición de la población del país los beneficios potenciales de ésta.

El Real Desafío

El verdadero desafío parece estar, entonces, en cómo hacer para que la sociedad chilena pueda beneficiarse de los servicios en línea, del potencial educacional y laboral que tiene, así como de las oportunidades de nueva sociabilidad que ofrece, factores asociados ahora a la expansión de la sociedad de la información, para aprovecharla como una palanca para una mejor calidad de vida.

Está aún por verse si el país logrará, efectivamente, acceder a dichos beneficios o si, en caso contrario, éstos terminarán, como en otros casos, relegados a las clases más favorecidas.

En la actualidad, el riesgo de que el crecimiento económico se traduzca, paradojalmente, en un rezago en el desarrollo social, es real, pues no hay efecto directo de uno hacia el otro. A la pregunta ¿para qué requiere la mitad más pobre del país de Internet? la respuesta es, sencillamente, que la sociedad de la información proporciona justamente la oportunidad de acceder a posibilidades y beneficios hasta ahora impensados, de imaginar servicios en línea entre los establecimientos de atención primaria de salud y las personas que los requieren, o el acceso a mejores y más oportunidades de formación, o -en su versión mínima-acceso, al menos, a la información sobre dichos servicios y para poder solicitarlos.

Por eso, una expansión de la sociedad de la información es, esencialmente, un paso más en la democratización del país, de modo que todos tengan mejores oportunidades para una vida mejor.

La Necesidad de Políticas

Una condición para ello es la definición de políticas efectivas de desarrollo de la sociedad de la información, pensadas para avances rápidos, acordes al ritmo que éstos llevan en los países desarrollados. No podemos reproducir, en este ámbito, las malas prácticas propias del subdesarrollo, aquellas que excluían a las mayorías.

Tim Berners-Lee, el creador de la Web, afirma que la naturaleza íntima de ésta es social, por su interactividad.
Y, efectivamente, es dicha interactividad otro factor importante para nosotros -particularmente en lo que hace a la transparencia de las actividades del Estado.
Si bien el Estado presenta regularmente información acerca de su quehacer, parece, sin embargo, no tener disposición a responder adecuadamente a las consultas ciudadanas, como han dejado entrever pequeñas muestras aplicadas recientemente. Esta situación no se corresponde con la lógica de la sociedad de la información, y sólo se puede sostener mientras la ciudadanía no utilice una de las características más íntimas de la Internet, aquella que permite no ser solamente receptor pasivo de la información, como en el caso de la TV, sino que también interactuar, indagar, preguntar y así llevar a las instituciones públicas a abandonar un cómodo secretismo, una reliquia del antiguo régimen, y adoptar la cultura abierta propia de la sociedad de la información.

El Fenómeno de los Celulares frente a Internet

Chile ha logrado, como decíamos, avances en la sociedad de la información, lo que es ilustrado por el uso masivo de teléfonos celulares, el uso de computadores e Internet. Sin embargo, hay entre éstos una diferencia. ¿A qué necesidad da respuesta el uso masivo de celulares? Su expansión ha sido notable en los últimos años, a pesar de que el precio por minuto de telefonía celular sigue siendo relativamente alto.
En cierta forma vino a complementar un déficit histórico, ya que, a pesar del aumento de los hogares con telefonía fija durante la década pasada, menos de la mitad de los hogares del país cuenta, hasta ahora, con ella. Además, para muchos, el celular es la alternativa móvil cuyo aporte a la coordinación de las actividades de los grupos laborales y familiares es eficaz y expedita. Indudablemente, por eso ha sido adoptado con gran entusiasmo.

Con Internet ha sucedido un fenómeno distinto. La introducción de la banda ancha ha acelerado su difusión, así como el traspaso de usuarios de Internet de banda estrecha a banda ancha. De pronto, nos hemos encontrado con una tecnología que permite una tarifa plana y conexión Internet permanente. El Estado y las empresas, las organizaciones y hogares se dotan actualmente con Internet de banda ancha, con una alta tasa de incremento anual. Sólo durante el primer semestre del año en curso ha habido un incremento de 100 mil conexiones de Internet banda ancha. Aproximadamente un 10% de los hogares del país ya están equipados con ella.

¿Es esto mucho o poco? Es un crecimiento efectivo, pero, como hemos dicho, concentrado en los hogares de mayores ingresos, disminuyendo mucho en los hogares de ingresos medios, para desaparecer virtualmente en los hogares de menores ingresos. Es decir, la gran mayoría de hogares no cuenta con conexión Internet.

Este es un dato clave de nuestro desarrollo actual, pues significa que una mayoría de los hogares no cuenta con una puerta de acceso a la sociedad de la información, ni a sus beneficios. Esto plantea un desafío de tipo macrosocial al mercado y a las políticas públicas, pues limita grandemente la participación de la ciudadanía en la sociedad de la información, así como sus posibilidades de establecer una demanda activa de usos y contenidos útiles.

Baja Conexión en Regiones

La Región Metropolitana (RM) concentra la mitad de lo anterior. La diferencia con otras regiones en cuanto a conectividad de hogares es también grande. Con excepción de la II y XII regiones, las tasas de Internet regionales son bajas, comparadas con aquellas de la RM.

Es, sin embargo, en el ámbito de la educación donde se ha difundido con mucha intensidad la sociedad de la información, en la medida en que los establecimientos educacionales cuentan en su mayoría con computadores y con conexión Internet, y la banda ancha se expande actualmente en el marco del programa
Enlaces.

Ello se ve complementado con el programa Abre tu Mundo de Biblioredes (DIBAM), que cuenta con equipamiento computacional de última generación y conexión Internet para uso público en todas las bibliotecas del país.

Estos parecen ser los ámbitos donde el acceso Internet es más igualitario. Es, efectivamente, en el ámbito educacional, que cuenta con algo más de tres millones de población escolar en establecimientos subvencionados, donde el acceso a Internet se encuentra muy expandido, alcanzando casi un 90% de los establecimientos. Sin embargo, la rapidez del desarrollo internacional de la sociedad de la información, y el propio ritmo de crecimiento del país, hace que estos avances sean sólo básicos frente a la magnitud del desafío.

En cuanto a los adultos, la campaña de alfabetización digital llevada adelante por esas y otras instituciones del Estado, ha capacitado, a la fecha, a 400 mil personas.

Tareas Pendientes

De lo anterior, se pueden entonces entrever también algunas tareas para el futuro gobierno en el área de la sociedad de la información. Y no sólo en términos de continuar las transformaciones de los servicios públicos y, acorde a los tiempos, reforzar la denominada reforma del back office, es decir, del rediseño organizacional de las "oficinas" mismas del Estado en función de la lógica de la era digital.

También constituye una necesidad y un deber, fomentar, en el marco de una nueva agenda digital social, una extensa la red de puntos de acceso comunitarios, con el fin de asegurar el carácter democrático de la sociedad de la información. De este modo se generaría una revitalización de la vida social comunitaria, con todas las ventajas de ordenamiento y equipamiento social que eso proporcionaría.

Para ello es necesario repensar las fórmulas utilizadas hasta ahora, consolidar y expandir las buenas prácticas y reformular las iniciativas que no han dado los resultados esperados. El caso de la red de infocentros constituye un ejemplo donde se requieren modificaciones, pasando, si se quiere, a una verdadera nueva generación de los mismos. Ella podría reforzar la línea de infocentros tipo SERCOTEC, ligados a las pequeñas y micro empresas, especialmente en requerimientos de información y de servicios en línea de carácter productivo y comercial. A partir de la experiencia lograda en este primer lustro, y un buen programa tipo "e-Chile 2010", podríamos arribar al Bicentenario con una sociedad de la información plenamente constituida. Si lo hacemos, habríamos, entonces, dado cuenta, localmente, de uno de los pilares de la globalización

Notas a pie de página

1 Ver informe 473.
2 Una digitalización de todo el sistema electoral, incluyendo la votación electrónica, podría, eventualmente, facilitar una mayor participación de los jóvenes, que se han estado ausentando de los procesos electorales, preocupando a todos los sectores políticos.
3 En este contexto, debería resultar inexplicable la lenta e indiferente insensibilidad de los servicios que permanecen aferrados a las concepciones y hábitos de la sociedad tradiciona



Arturo Durán: Sociólogo y Consultor.

Otto Boye: Ex Embajador de Chile en Venezuela. Ex Secretario General del Sistema Económico Latinoamericano, SELA.

05/09/2005
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